Nacido en Buenos Aires el 3 de octubre de 1896. Falleció en 1976 en su ciudad natal. Cursó regularmente sus estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes, egresando con el título de Profesor de Dibujo en 1923. Prosiguió los cursos superiores de pintura de la misma Academia que dictaba entonces Carlos Pablo Ripamonte. Desempeñó la docencia artística en la Academia Municipal de Bellas Artes de Lomas de Zamora, Buenos Aires. Participó en el Salón Nacional en los años 1927, 1928, 1930 y 1931, en el Salón de Rosario en 1930, en el Salón de San Francisco, en el Salón de Santa Fe, en el Salón de La Plata, en el Salón de Paraná, en el Salón de Pergamino yen el Salón de Córdoba. Asistió a la Exposición de Médicos Pintores de Rosario en 1961, Expuso individualmente en Galería Müller en los años 1942 y 1947, en la Agrupación Impulso en 1950 y 1974. Obtuvo Premio Jockey Club de la ciudad de La Plata en el Primer Salón de Mercedes, provincia Buenos Aires. Fue conocido como el Pintor de la noche y fueron típicas sus barcazas aletargadas en la Vuelta de Rocha.En los primeros años del siglo veinte, el medio intelectual y artístico del país comenzó a plantearse la cuestión de una cultura nacional, abrumado como estaba por el carácter cosmopolita que la formación europea había impuesto en Buenos Aires y frente a ello, todo el vasto territorio del país con una amplia gama de elementos telúricos, escenografías, paisajes y colores locales.A las necesidades sociológicas se sumó la necesidad del diseño de una identidad. Vistas, lugares y horizontes propios esperaban. El tema del paisaje nacional se presentaba como un espacio a desarrollar, una estética vinculada con el propósito de delinear una identidad.La Boca del Riachuelo, con su vientre plagado de botes y barcazas, con armazones dividiendo el espacio, contra el cielo, con grúas que parecían móviles terrestres y un río manso que rodeaba casas viejas y endebles de inmigrantes, fue el espacio elegido para recrear por grandes de la pintura, como Benito Quinquela Martín, Justo Lynch, Onofrio Pacenza, Fortunato Lacamera, José Arciadiacono, Pablo Molinari y César Carugo, entre otros, que con su obra se suma a la bohemia y el rigor formal que se ha dado en llamar la Escuela de la Boca: Una suma de individualidades que no da como resultado un tono homogéneo, sino por el contrario todos pintan el mismo paisaje, todos miran hacia el mismo lugar, pero todos ven y reflejan en su obra formas distintas que se aúnan para enriquecer un todo profundo y digno de admirar y disfrutar.Diario El Eco de Tandil, 29 de mayo de 2008.