Nacido en una familia de inmigrantes italianos, gracias al apoyo económico familiar, en 1875 parte a Italia para estudiar pintura junto a Antonio Ciseri en la Sociedad Cooperativa de Estudiantes de Florencia. Allí conoce las búsquedas de los macchiaioli, algunos de cuyos rasgos estilísticos incorporará en su obra posterior. En 1883 vuelve a Buenos Aires y comienza a colaborar con La Ilustración Argentina, fundada por Pedro Bourel en 1881. Schiaffino menciona en sus Apuntes sobre el arte en Buenos Aires haber visto por esa época su Prometeo encadenado, agregando que su autor “hará carrera entre nosotros”. Al volver a Buenos Aires el artista da inicio a su reconocida actividad docente en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes. Participa de la exposición en el antiguo local de la Bolsa de Comercio en 1887, y ese mismo año expone algunas obras de temas criollistas en la casa de comercio de Ruggero Bossi. También se incorporan trabajos suyos en la muestra organizada por la Sociedad de Nuestra Señora del Carmen, en 1891, donde presenta su Juan Moreira. En 1892 es miembro del jurado del primer Salón del Ateneo y concluye su gran óleo La vuelta del malón, exhibido con gran afluencia de público en la vidriera de la pinturería y ferretería de Nocetti y Repetto en la calle Florida. La obra es premiada en la Exposición Colombina de Chicago en 1893 y participa del Salón del Ateneo de 1894. Además de otros tres cuadros sobre fragmentos de la escena principal, Della Valle realiza una versión de menor formato, conocida como Malón chico, que regala al médico Pedro Lagleyze en agradecimiento por haberla acompañando a Chicago. En La vuelta del malón el artista lleva los temas pampeanos y gauchescos, que son la impronta de su producción, al gran formato, infrecuente hasta aquel momento, en este tipo de asuntos. A propósito un cronista de El Tiempo señala: “Hace algunos años estábamos habituados a lo siguiente: cada vez que alguien pintaba una escena de costumbres nacionales, a la fija teníamos que habérnoslas con un mamarracho, y sería interminable la tarea de enumerar los miles de cuadros que hemos visto en los escaparates de nuestros bazares, en los cuales figuraban gauchos que jamás habían conocido la Pampa (…). Llegó Della Valle de Europa, después de haber estudiado durante varios años en Florencia (…) y por primera vez pudimos reconocer que también se puede hacer obra de arte con los elementos que nuestra campaña nos ofrece”. Sin embargo, la pintura no es aclamada en forma unánime por la naciente crítica especializada. Tanto es así que al finalizar la exposición del Ateneo, y durante largos años, no suscita el interés de ningún coleccionista o comprador. Sólo después de la muerte del pintor, ocurrida en 1903 cuando se disponía a comenzar su clase en la Sociedad Estímulo, pasa al acervo del Museo Nacional de Bellas Artes solicitada a la familia del artista por Eduardo Schiaffino, director de la institución.