Nacido en Vittoria, provincia de Siracusa, Sicilia, Italia, el 2 de abril de 1898. Su padre fue armero y fabricante de cuchillos. En 1913, Cunsolo arribó a Argentina contando con quince años de edad y se instaló con su familia en el barrio de Barracas. En 1918 ingresó en la Academia de Pintura de la Sociedad Unione e Benevolenza. En 1921 Juan del Prete amigo de Cunsolo, lo vinculó al grupo El Bermellón de La Boca. En 1924 expuso en el Salón de la Mutualidad de Estudiantes de La Boca. En 1927 realizó su primera exhibición individual en La Peña. Al año siguiente Alfredo Guttero, lo invitó a exponer en la Asociación Amigos del Arte. Sobre las obras expuestas José León Pagano señaló: hace del oficio un instrumento expresivo. Inicialmente ligado a la impronta impresionista su pintura se va concentrando en la simplificación de las formas, en la síntesis colorística y en la construcción de atmósferas particulares como se observan en las pinturas de la Metafísica italiana de, de Chirico o Carra, aportando una visión sugestiva y melancólica de la ribera de La Boca. También en 1928 participó en una exposición de pintores argentinos en Costa Rica y, en 1931 realizó su segunda muestra individual en Amigos del Arte. El 10 de Diciembre de 1931 el Circulo Ítalo-Argentino bajo el titulo RENOVACION, en el Cine Teatro “Güemes” realiza un festival artístico en honor del artista. En 1933 integró la exposición colectiva Mostra de Pittura Argentina, realizada en la Galleria di Roma; en el Castello Sforzesco de Milán y en Carlo Felice de Génova. Ese mismo año obtuvo Primer Premio en el Salón Municipal. Participó en salones nacionales desde 1927 hasta 1935. Pintó, además de sus clásicas vistas de La Boca, naturalezas muertas y paisajes del interior de La Rioja, sobre todo de Chilecito, en donde residió por razones de salud. En 1936 regresó a Buenos Aires con la intención de retornar a esa provincia en breve, pero falleció en Lanús el 10 de abril de 1937. En sus pinturas posteriores a 1928 presentan lo que la crítica llama como el abandono de lo pintoresco. Los contornos indefinidos son reemplazados por estructuras nítidas e incluso la búsqueda de síntesis, limpieza visual y pureza en las formas se ajusta con la ausencia de personajes. Había desarrollado una producción figurativa marcada por la herencia del impresionismo periférico de los macchiaioli, y le incorpora rasgos modernos, pero sin embargo, no se identifican con el talante radical de las vanguardias. Aunque no realiza viajes de estudio al exterior hacia 1928 sintoniza con el discurso del retorno al orden, aquel que para el grupo de artistas argentinos Los muchachos de París significó la puesta al día con la modernidad. Asimismo, las obras de varios de los pintores boquenses, si bien se mantienen dentro de los cánones de la figuración, Cunsolo, se vuelca hacia expresiones menos descriptivas y más sintéticas de la realidad y va construyendo plásticamente imágenes que intentan reflejar los valores inmutables del arte. Como caras de una misma moneda, estos cambios se combinan con el ingreso del barrio de La Boca, al juego de las iniciativas de autogestión y descentralización, impulsadas por las acciones de Alfredo Guttero, a las que se suman en 1933 las propuestas por Guillermo Facio Hebequer